jueves, 6 de julio de 2017

Día 37. Julio 6. Faltan 91 días.


El pequeño Felipe empezó el día con un estruendoso "Holaaaaaa" que me dio uno de los despertares más lindos que he tenido últimamente. Además los dos habíamos dormido bien, toda la noche sin sobresaltos y sin afugias de salud. Solo se despertó un rato corto para pedir tetero y siguió durmiendo.

Correspondí su sonrisa con un abrazo y un tetero y empezamos nuestra jornada para ir al jardín. Primero lo acosté en mi cama. Cuando llega a mi cama lo primero que hace es pasarme el control remoto para que le ponga Zoo Moo. Nunca ve nada, porque sale corriendo para su cuarto de juegos a revolcar sus juguetes hasta que lo cazo para bañarlo y vestirlo. La mañana se fue sin mayor novedad, llevé a Pipe al jardín en el coche aprovechando el buen clima y la profe lo recibió cálidamente, como siempre.

Yo regresé a la casa y hablé un rato largo con Ángela. En tres meses justamente estaremos juntos de nuevo y aunque parece mucho tiempo es corto para organizar tantas cosas que están pendientes acá y allá. Algo tenemos claro, y es que todas las decisiones que tomemos, serán pensando en lo mejor para Felipe, a quien le tenemos que construir un ambiente seguro, teniendo en cuenta que todo su entorno va a cambiar de un momento a otro. Yo me esmero por hablarle al pequeño Felipe y de contarle cuántos cambios se vienen y qué puede significar esto para su crecimiento personal y su proyección hacia el futuro. Podrá parecer absurdo tratar temas tan profundos y complejos con un bebé de año y medio, pero la directora del jardín me dijo que esto era importante, que si bien el niño no va a captar todo el discurso, si va a comprender que algo está pasando, que va a haber cambios y que esos cambios serán importantes en su vida. Yo usualmente aprovecho el tiempo en el que él está en la cuna tomándose el tetero previo a dormir. Él está tranquilo y quieto, yo apago la luz y solo escucha mi voz, lo que me facilita que se concentre en lo que le estoy diciendo hasta que se queda dormido.

A las cinco de la tarde traje de nuevo al pequeño Felipe en el coche. Hicimos una escala en la frutería y cuando fui a pagar no me había dado cuenta de que se había embolsillado unos tomates de árbol que llevaba en las manos. Creo que en mi infancia me tomé todo el jugo de tomate de árbol que debería tomarme en toda mi vida y decidí no hacerle ese mal al pequeño Felipe. Entonces devolví ese preciado fruto del que no comprendo su nombre porque ni se parece ni sabe a tomate.

Llegamos a la casa a las cinco pasadas y Pipe se puso a jugar y a pintar. Yo le calenté la comida para dársela a las seis, y así continuar con estas pequeñas rutinas que hemos ido afianzando día a día y que están funcionando para que coma y duerma bien, a horas.

Pero hoy volvió a sus andanzas de jolgorio y juego antes de la empiyamada, lo que me obligó a perseguirlo por toda la casa para quitarle prenda por prenda en diferentes lugares y así mismo ponerle la piyama, como para que no se dé cuenta de que lo estoy empiyamando y no se moleste. Me alegró verlo tan activo y vivaz. Las enfermedades lo habían tenido achicopalado, pero poco a poco se ha ido mejorando y ha retornado su espíritu alegre y mamagallista. Le encanta que lo persiga, que lo busque, que lo consienta. Además, hoy me sorprendió su fuerza. Por primera vez se subió a mi cama solo, que es alta. Siempre lo tenía que ayudar, pero hoy me entretuve con la televisión y no me di cuenta de que se estaba subiendo. Me llamó pero no le paré bolas, entonces, entre indignado y retado, decidió treparse solo. Cuando lo vi, lo tenía encima, mirándome a la cara como diciéndome "¿Si ves lo que hice?". Hermoso.

Hoy también se durmió rápido. Había quemado mucha energía y tenía sueño. Lo dejé acostado y arreglé todo el reguero que dejó en ese rato que no fue poco.

Faltan tres meses y no sé a qué horas pasó este mes y algo que ya se fue. Indefectiblemente el tiempo pasa y cumple su promesa de vencer los plazos. Aumenta la emoción, pero también la angustia, porque el tiempo se acorta y aún hay mucho por resolver.

Gracias por llegar hasta acá y leerme una noche más. Un abrazo. Feliz noche.


No hay comentarios:

Publicar un comentario