sábado, 1 de julio de 2017

Día 32. Julio 1°. Faltan 96 días.


El día del pequeño Felipe empezó como de costumbre a las seis de la mañana. Excelente hora para iniciar el camino desde el apartamento hacia la casa de mi mamá en este último puente feriado. Decidí bañarlo y vestirlo en la casa de los abuelos para ganar tiempo y evitar el trancón que cada vez se arma más temprano. Y hoy no fue la excepción. Llegamos antes de las ocho de la mañana y mi mamá ya nos tenía desayuno. Excelente, porque Pipe ya venía con hambre. Y yo también.

Desayunamos y el pequeño Felipe no dio espera para que nos fuéramos a dar un paseo por la finca. Caminó presuroso a donde está la vaca "Lola", que es una novilla muy amistosa que pasta en uno de los potreros de la casa. La mañana se nos fue entre jugar, pasear y él desordenando todo lo que pudo. Bajó y regó los libros de la biblioteca, desparramó las fichas del dominó y jugó al body painting con los marcadores en sus propias piernas. Yo ya comprendí que la vida de los padres es estar en cuatro patas recogiendo el reguero de los hijos. Y a medida que crecen cambia el reguero, pero uno siempre está ahí para ordenar lo que puede.

A las once de la mañana lo cargué para que tomara la siesta y poco a poco se fue quedando dormido en mi hombro. Lo acosté en una cama y a las 12:30 se levantó para almorzar. Comió bien, estaba de buen ánimo y de buen apetito. Felipe jugó un rato con mis tíos, el hermano de mi mamá y la esposa que están de visita. A las dos de la tarde salimos a dar otra vuelta por la finca y salió un sol resplandeciente y muy cálido que fue como una invitación amable para disfrutar de la piscina a la que el pequeño Felipe ya le hacía ojitos. Sin esperar mucho y para aprovechar el sol de la Sábana que es más bien furtivo, nos cambiamos rápido y lo metí al agua sin pensarlo mucho. Estaba fría, pero Pipe estaba extasiado. Le encanta la piscina. Hoy la disfrutó tanto que cuando lo puse boca arriba para pasearlo por el agua en esa posición, se fue quedando dormido. Me tocó cambiarlo dos y tres veces de posición para que no se amañara porque el placer lo estaba durmiendo.

Estuvimos una hora disfrutando la piscina. El mismo tiempo en el que el sol se dignó a iluminarnos y a calentarnos con todos sus rayos. Salimos de la piscina pasadas las tres y el pequeño Felipe volvió a sus andadas de pintar, desordenar y jugar. Además llegaron mi hermana con el esposo que también lo consintieron y le jugaron. Estuvo entretenido el resto de la tarde con ellos.

A las seis, como cuando estamos en el apartamento, le di la comida y lo alisté para que se acostara. No quiero que se le altere la rutina de nuevo porque el fin de semana pasado fue caótico con los horarios de sueño. Hoy ya había tomado la siesta a la hora que correspondía y la dormida tenía que ser por tarde a las siete.

Fue un día entretenido y tranquilo para el pequeño Felipe. Yo sé que los fines de semana y más los puentes me tengo que esforzar mucho más en su cuidado porque está todo el tiempo conmigo, en contraste con los días hábiles en los que el jardín se hace cargo de la mayoría del tiempo de Pipe. Por eso debo esmerarme porque esté bien, porque no se aburra y porque sepa que el tiempo conmigo también puede ser divertido. Por eso venir a donde mi mamá me ayuda un montón, porque hay muchas más cosas para hacer que en el apartamento y porque Pipe puede darse un barniz de la vida de campo que es tan necesaria para tener una vida plena sabiendo que la naturaleza da mucha más paz que la ciudad.

Bueno, hoy se cumple el primero de los cuatro meses de 32 días que yo me inventé en mi cabeza en esta tarea loca de administrar el tiempo. Estamos por el primer cuarto del lapso que nos llevará a encontrarnos de nuevo con Ángela. El balance ha sido positivo, porque aunque aún falta mucho, las cosas están saliendo bien, dentro de lo normal, con sus adversidades como en todo, pero nada que no se pueda solucionar.

Una vez más gracias por pasar por este blog, por este diario que es mi terapia para hacer las reflexiones de cada día dictándomelas mientras voy escribiendo. Feliz noche. Nos vemos mañana.


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