domingo, 4 de junio de 2017

Día 5. Junio 4.


Finalmente el pequeño Felipe durmió toda la noche. Rezongó unos minutos por el frío de la sabana de Bogotá pero lo cobijé y siguió durmiendo. A las seis de la mañana hizo su despertar triunfal y pensé que iba a extrañar su cuna. Pero no. Por el contrario, le alegró verme cerca. Le preparé su tetero como todas las mañanas y aproveché que cabía en el colchón en donde durmió para arruncharme a su lado. Despertó de buen ánimo después de once horas de sueño, suficientes para reponer toda la energía.

Nos levantamos y pasando por la entrada de la casa de los abuelos me dijo "mamo" que en su idioma quiere decir que nos vamos, que tenemos que salir para ver los perros (babau), los gatos (mau) y la vaca (ola).Tomé su mano y salimos a darle una vuelta a la finca. Llegamos hasta donde la ternerita Lola, muy amigable ella. No es asustadiza ni arisca. Se acerca con confianza a lamer con su lengua. Creo que no hay nada que produzca más babas en el mundo que la lengua de una vaca. Bueno, quizás los discursos de los políticos.

Hoy tenía partido de fútbol. Desde finales del año pasado vengo jugando con un equipo de fútbol en varios campeonatos. Soy arquero. Bueno, me paro en el arco y hago lo que puedo. Y para mí es muy importante jugar cada domingo porque son las dos horas en donde boto toda la mala energía de la semana. Sabía que no iba a ser fácil irme y dejar al pequeño Felipe, que ha venido volcando todo el apego que le tenía a la mamá en mí. Y ahora con miedo, porque teme que yo también me pueda ir más de una noche, que es algo que todavía no supera de lo que sucede con Ángela. Él sabe que la mamá no lo ha abandonado porque a pesar de los defectos de la tecnología, hemos intentado que ella esté presente. Además, yo le hablo todo el tiempo de nuestro proyecto, de la tarea que está haciendo la mamá y del sacrificio que hacemos los tres y yo sé que él me entiende. Sin embargo, Pipe también debe entender que hay más personas aparte del jardín infantil y de mí que están dispuestas a brindarle cariño y cuidado. Él también debe comprender que la familia extensa es el soporte, la red de solidaridad a la que acudimos para apoyarnos y para acudir a personas a las que les tenemos absoluta confianza. Yo sé que el pequeño Felipe percibe que las únicas personas que podemos hacernos cargo de su cuidado al 100% somos su mamá y yo. Pero también debe saber que esa familia que no ve todos los días también hace parte de su círculo más cercano y que con ellos tendrá alimento, abrigo y afecto, las tres "a" que un niño necesita para crecer en las mejores condiciones.

Después de desayunar, de bañarlo y de vestirlo, lo dejé al cuidado de mi mamá. No se quedó contento. Se quedó llorando pero también me había pasado en la semana con el jardín infantil. Entonces supuse que se le pasaría pronto. Y así fue, pero se quedó achantado. En la mañana llegó otro de mis hermanos con su esposa y todos se fueron para la piscina. Mi mamá también bajó con Pipe, pero Pipe no se quiso meter. Regresé a las 2:30 de la tarde y me encontré a Pipe allí, en el regazo de mi mamá, tranquilo, pero se negaba a meterse a la piscina. Rápido me puse la pantaloneta de baño y lo metí. Se emocionó, como ayer, el agua helada y él feliz. Yo congelado, pero también feliz de estar de nuevo allí con él y por haber jugado mi partido de fútbol. Es difícil tener el don de la ubicuidad para poder atender todas las demandas de Felipe sin olvidarme de mí. Pero si puedo priorizar el estar con él la mayor cantidad de tiempo libre, sin que ello implique que yo me niegue algo que es importante para mí, para mi bienestar, para mi buen ánimo y genio y que por supuesto, eso redunde también en el bienestar de Pipe. Porque si yo estoy bien de ánimo estaré en mejor disposición para atender sus necesidades y hasta sus caprichos. El espíritu necesita espacios de ejercicio para poderse depurar, de lo contrario se contamina y se pudre y un espíritu contaminado es una persona amargada.

Almorcé tarde, casi a las cuatro, y alistamos las cosas con el pequeño Felipe para regresar a casa. Él llegó molido. La piscina lo pone eufórico y bota toda la pila. Llegué a prepararle comida. Esto de la cocina me ha permitido aprender cosas muy básicas, casi que tontas y una de ellas es que los accidentes domésticos son más factibles cuando uno es torpe para comprender cosas simples, de sentido común. Metí un caldo hirviendo a la licuadora para pulverizar unas papas que no querían ceder y obvio, me salpicó toda ese hervor en las manos y la cara. Afortunadamente cuando estoy en la cocina cierro la puerta para que Pipe no entre porque sé lo buñuelo que puedo ser maniobrando en la cocina. Tengo unas quemaduras leves pero dolorosas. Nada para preocuparse pero mucho para avergonzarse.

Bueno, Pipe se tomó ese menjurge de buena gana y se durmió en tiempo récord.

Yo también estoy molido y me duelen los dedos que están enrojecidos por la salpicadura del agua y las papas calientes que salieron expulsadas de la licuadora. Hoy a mi ego no le ha ido muy bien porque además perdimos 3 - 0 el partido. Bue... al menos Millos le ganó a Bucaramanga.

Se me están cerrando los ojos. Nos vemos mañana. Gracias por la constancia al leerme cada día y perdón por lo poquito hoy. Feliz noche.




6 comentarios:

  1. Asi se le va cogiendo gusto a la cocina

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  2. Que aguante el tuyo, después de semejante jornada, aún con ganas de escribir...bueno, creo que Pipe y su mamá, son tus baterías.

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    1. Así es. Hay una motivación grande que me inspira para escribir cada noche a pesar del cansancio. Y esto es terapia, me ayuda a reflexionar el día y a pensar lo que viene. Muchas gracias por pasar por acá. Un abrazo.

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  3. Te sugi leyendo animo y fuerza besos a pipe! Ay Dios imagino su mami 😢

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    1. Yodalis querida. Me alegra saber que estás leyendo este diario. La mamá está triste, pero se está adaptando también. Yo le debo dar la tranquilidad de que su tesoro más preciado está perfecto y bien cuidado. Esa es mi tarea. Un abrazo mujer.

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